ósculo perdido

He oído innumerables veces "él (o ella) sí sabe besar". No sé, en mi limitada experiencia, si habrá alguna técnica de sibilino origen que haya emulado una corriente de diestros exponentes en dicho arte ¿Hay alguna escuela? Por lo pronto, no estoy enterado de alguna queja hacia mi persona, espero no haya. Creo, mas bien, que es una suerte de empatía, como también, innumerables veces he oído decir; una suerte de química entre una pareja que, atraídos por el físico y/o la personalidad, encuentran en el acercamiento de sus labios, aquellas sensaciones que provocan pecar con continuidad, más de una vez, en cada momento que estos se encuentren cerca.

Existen diversos y un conjunto de motores y motivaciones dentro de una misma pareja que provocan dicha empatía, pero hablando estrictamente del Beso, esto no ocurre con frecuencia ya que por cuestiones culturales y de educación, los estilos varían desde un inocente piquito hasta un atragantamiento sofocante en que en algún momento una de las lenguas pareciese desprenderse de la anatomía original para investigar e invadir, emulando a un Pizarro o Cortés, los interiores del cuerpo ajeno, como apoderándose de él, escurriéndose por cada rincón como buscando que conocer el estómago, con una resultante en que ambos quedan total y chiclosamente embabados.

Habíamos estado tomando un vinito, ...¡Esos vinitos! Conversando de tiempos perdidos, de vidas paralelas, ...ajenas. Bajo el silencio comprometedor de la casa a oscuras, lejos de las miradas fiscalizadoras de la familia, siempre cauta, siempre protectora. Ella era mayor que yo y yo, pretendía serlo.

Ya era muy tarde y lejos de despedirnos, quedábamos, cada cierto tiempo sumergidos en sueños. Es pues que el vino y el cansancio hacían gala de su dominio. En algún momento entre la lucha por mantener los ojos abiertos o sucumbir ante morfeo, en un sobresalto, mis ojos inyectados quedaron directamente frente a los suyos, con los labios cerca, a centímetros, comprometidos, obligados a tomar contacto, a sentir su humedad, su calor ¿Fue accidental?. Con cierta lentitud humedecí mi boca con la suya, sumergiéndome en el interior de su cavidad bucal mientras, traviesas, mis manos orbitaban recorriendo sigilosas por sus piernas hasta llegar al interior de su anatomía. El de ella era un beso apasionado, pero sin llegar a esos en los que a manera de estrangulamiento parecen descargar en tu interior un interminable reptil acaparando todo el espacio vacío para llegar sin remordimiento alguno hasta el final del sistema digestivo, dejándote medio rostro, hasta la nariz y los ojos, con una baba abundante y melosa colgándote. Era precisa, exacta, atípica, ...adictiva. De Besos y caricias no pasamos en aquella ocasión; no por ella sino, al parecer, como producto de mis nervios.

Hace poco, leí en el tan celebrado Blog de Esther Vargas, un artículo titulado Diez bobadas que se dicen en la cama (con un video de Calamaro de fondo en el mismo post: ¿Acaso podría ser peor?), en el que muy a mi pesar, me vi, y con la sangre en el rostro, como protagonista al recordar aquella ocasión líneas antes descrita. Era pues que una de las inoportunas e idiotas frasesitas, se la había dicho Yo a ella, y que aunque era cierta, era indudablemente desacertado mencionarla en tal momento: "Es la primera vez que lo hago así" ¿Qué podía ella responder? Era obvio que pensase era una muy mala intención de halago ornamentando una situación que debería ser normal y que, como bien dice la autora, de lejos, pensaría que es una mentira. -Muy aparte que la imagen de macho experimentado se desdibujaba dejando, a lo sumo, una muy endeble imagen de puber sin experiencia, de niño asustado, virginal-. Ella, muy tierna y didáctica respondía que de seguro era producto de la novedad.

La empatía que abarcaba mucho más que los ósculos de opio creció por motivos afines y por las virtudes que le brotaban y que calzaban cómodamente con mis innumerables defectos. Sin embargo, las expectativas y prioridades no eran las mismas por lo que lamentablemente meses después todo quedó como un recuerdo de lo que pudo ser, deseándole la mejor de las suertes, con un adiós vacío y una sonrisa plástica, ...la procesión se mantuvo dentro. Me pregunto si hoy en día, después de tiempo, sus labios sabrán igual, provecho para su galán.