Hace ya una semana el diario La República advertía con el titular "Cocinan absolución de Alberto Fujimori" lo que hoy ya es de dominio público. Una y otra vez más, Javier Villa Stein y la Lesa Intelligentía, el mismo que con su sala suprema redujera la pena al Grupo Colina por sus crímenes de Barrios Altos, El Santa y Pedro Yauri, en una sentencia a la que el magistrado calificaría de "correctiva y aleccionadora" y que felizmente fuera anulada por su misma sala, por absurda y contradictoria, no solo con la jurisprudencia internacional, nacional, y la de la misma corte, sino también con el sentido común; el mismo que también anulara con la suprema la sentencia al aprista Aurelio Pastor de cuatro años de prisión efectiva, asegurando que al "traficar sus influencias" para las decisiones de un fallo en vez del uso de las herramientas del derecho, el abogado no traficaba influencias sino que, era parte de la "gestión de intereses" como parte de sus servicios profesionales, responsabilizando, en el colmo de los colmos, a la denunciante, por el ilícito de Pastor (ella tenía la culpa por incitarlo a delinquir); el mismo que fuera columnista del Diario Chicha La razón, implicado en el caso que le ha tocado decidir, justamente porque su línea editorial fue comprada por Fujimori para demoler y difamar a los opositores; el mismo que según la investigación de Ojo Público, habría aumentado su fortuna en pasos agigantados, quintuplicándose desde que ingresara, sin haber tenido experiencia más que en la docencia, la notaría, y la asistencia a fujimoristas implicados en escándalos de corrupción, a la Corte Suprema en el 2004, haciéndose de departamentos en distritos exclusivos de Lima y Miami, terrenos, cocheras, depósitos, camionetas de lujo, motocicletas (Harley incluída), relojes Rolex y una empresa hotelera que según la misma denuncia, presta ilegalmente servicios al estado.
"...la vida de Javier Villa Stein transcurría apacible entre el ejercicio de la abogacía y las clases universitarias (...) hasta que decidió ir por más. En 1999, mientras el Perú vivía el ocaso del gobierno fujimorista, obtuvo un cupo como notario en Miraflores y empezó a asesorar a funcionarios del fujimorismo acusados por corrupción. Cinco años después el Poder Judicial -sometido por una década al poder de Vladimiro Montesinos- anunció la renovación de sus cuadros y abrió sus puertas a abogados sin experiencia en la magistratura; uno de ellos fue Villa Stein, quien el verano del 2004 fue elegido entre decenas de postulantes para ocupar un puesto en la máxima instancia judicial del país: la Corte Suprema"
Ojo Público