¿un ateo inteligente? ¡por dios!

Según los últimos estudios científicos publicados en el Social Psychology Quarterly a cargo de Satoshi Kanazawa, autor de los mismos y experto de la London School of Economics,  el ateo y aquellos con pensamientos liberales pueden tener su razón a un mayor CI...

“Los varones que identificados como liberales y ateos poseen unos coeficientes intelectuales más altos que los que se definen como creyentes”

Satoshi Kanazawa

psicólogo evolucionista

London School of Economics

Para dicho estudio, Kanazawa, trabajó en base a dos grandes bases de datos estadounidenses: el estudio nacional longitudinal de salud adolescente y la encuesta general social, que miden actitudes sociales y el coeficiente intelectual de adolescentes y adultos.

Los adultos jóvenes que subjetivamente se identifican como "muy liberal" tienen un CI promedio de 106 durante la adolescencia, mientras que aquellos que se identifican como "muy conservadores" tienen un CI promedio de 95 durante la adolescencia.

Los adultos jóvenes que se identifican como "nada religioso" tienen un CI promedio de 103 durante la adolescencia, mientras que aquellos que se identifican como "muy religiosos" tienen un CI promedio de 97 durante la adolescencia. 

"Como resultado, más personas inteligentes son más propensos a reconocer y comprender esas nuevas entidades y de las situaciones que las personas menos inteligentes (...) La religión es un subproducto de la tendencia de los seres humanos para percibir el acto y la intención, como causas de los acontecimientos (...) Los seres humanos son evolutivamente diseñados para ser paranoico, y creen en Dios porque ésto los consuela"

Satoshi Kanazawa

psicólogo evolucionista

London School of Economics

Anteriormente ya había hablado en mi blog acerca de otro estudio realizado por el profesor de psicología Michael Inzlicht, de la Universidad de Toronto, cuyos estudios sostienen que "los creyentes en Dios sufren menos ansiedad y estrés que los agnósticos, ya que ante una situación de tensión, los individuos con creencias religiosas desarrollan una actividad mucho más discreta en el denominado córtex cingulado anterior, una zona cerebral que dispara las alarmas ante un posible episodio de angustia"; tal como lo habría dicho Carlitos Marx cuando para alarma del credo diestro afirmó que "la religión es el opio del pueblo" ya que esta, como afirma Inzlicht y luego Hildebrandt, "opera como un tranquilizante social y es parte de los mecanismos de control que ayudan a impedir la explosión".

Un hecho es que los creyentes, en su mayoría, se identifican así por herencia cultural sin cuestionamiento alguno y el ateo, en cambio, resuelve ser así debido a la resultante de su análisis, o en el peor de los casos, por cuestionamiento a la autoridad; pero es, sin lugar a duda, que la religión es el mejor y más popular placebo para las preguntas sin respuesta, al miedo a lo desconocido y para la pereza de buscar nuestro propio camino intelectual. Me quedo, como en mi anterior artículo, con una de las expresiones de Hildebrandt, "Sabemos que admitir a Dios sería un paso hacia la membresía más universal, pero nos negamos a dar ese paso inspirados por el miedo."

Por cierto, el estudio también incluye junto a los ateos y liberales, a los fieles a una sola pareja.