En una decisión totalmente inesperada los ejecutivos de la Sony Pictures y Columbia decidieron declinar el proyecto de Spiderman 4 debido al disgusto del director para con el guión y relanzar la saga con un planteamiento totalmente nuevo, partiendo de cero, cambiando de director, guionistas y de equipo artístico en una arriesgada operación cosmética aun con el trepamuros de Sam Raimi en la retina.
Es evidente la intención de alejarse de la ligereza y el humorismo casi infantil y paródico de Raimi teniendo entendido que el Batman de Christopher Nolan ha redefinido con ejemplar maestría dicho género, oscureciendo y recrudeciendo los conflictos psicológicos a sus personajes para hacer de su imagen realísticamente humano, creible y extender el alcance a un público más maduro y exigente.
"Este es un sueño hecho realidad. Y soy muy consciente del desafío, la responsabilidad y la oportunidad que significa. La excelente interpretación que Sam Raimi ha hecho de Spiderman es un precedente aleccionador a seguir y sobre el cual construir. Existen muy buenas razones para que a todo el mundo le gusten los tres primeros filmes. Pero creo que la mitología de Spiderman trasciende no solo generaciones sino también a los directores. Acepto este trabajo no para 'reemplazar' a Sam. Eso sería imposible. Por no decir, arrogante. Estoy aquí por la oportunidad que se presenta para que las ideas, los relatos y las historias añadan una nueva dimensión, perspectiva y voz creativa a Spiderman".
Marc WebbDirector de The Amazing Spiderman
El remplazo para esta nueva propuesta titulada The Amazing Spiderman, fue Marc Webb quien optó por una narrativa seria en donde la frescura de un romance adolecente, las torpezas e ingenuidades propias de neófitos en el tema son mostradas tal cual, con un grueso emocional similar a la de su anterior entrega, el romance agridulce 500 días juntos, dando mayor relevancia a los aspectos más íntimos de la historia que a las secuencias de acción. Webb ha mantenido la esencia de Peter Parker, el eterno adolescente atrapado entre lo que es y lo que aparenta, en el conflicto de lo que siente como deber, obligado por la máscara y el dolor, la duda de las posibilidades que sus poderes significan y el deseo de no tener más responsabilidades que la irresponsabilidad propia de su edad. A su vez, ha abandonado la ingravidez puber casi poética de Raimi dejando de lado el romanticismo del beso bajo la lluvia con Mary Jane y la caricaturización (bien hecha por cierto) de J. J. Jameson. Pero, como su antecesor, también ha descuidado ese tormento existencial entre el amor adolecente y la culpa que, salvo por la persecución del asesino del tio Ben, es evidente una carencia de emoción en la relación con su tío y no se ha aprovechado la oportunidad de explotar el drama de su pérdida (tal vez para no distraer la atención en la búsqueda de respuestas por la desaparición de sus padres), así como tampoco el talento de su elenco (Martin Sheen, Campbell Scott, Denis Leary y Sally Field) que han pasado de un segundo a un último plano, lejos, lejísimos de lo que pudieron ser.
Stan Lee (que por cierto hace en esta película su cameo más divertido), allá por 1962 escogió como tutela del joven Parker a sus tíos y probablemente para evitar un mayor control que provocaran mayores problemas para sus salidas nocturnas como el Hombre Araña, enterró a sus padres biológicos sin mayor explicación. Nadie sabe por qué nunca estuvieron ahí. Con el guión de James Vanderbilt, Webb explora algunos territorios poco atisbados en la historia original aprovechándolos para darle protagonismo en esta su última entrega y ornamentarla con tonos de misterio. Es así como la ausencia de sus padres se convierte en el secreto que motiva al protagonista a seguir.
Rhys Ifans en el papel de Connors se muestra correcto, sin embargo el guion no profundiza como debiese los conflictos que llevan a tan importante personaje a deteriorarse y con una inexistente progresión dramática lo convierte en un mutante. Deterioro que, conforme avanza en la transformación virtual, más avanza en la actuación opacándola sin llegar nunca a convencer. Los momentos de acción se encuentran limitados por un villano decepcionante al que no se le supo exprimirle la sensación de amenaza. Otro punto fallido es la banda sonora a cargo de James Horner.
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| Rhys Ifans |
Lo mejor de la película es indudablemente Andrew Garfield, inquieto, agitado, desorientado, estupendo en las escenas dramáticas. Gwen Stacy, la pareja original del trepamuros en los comics es interpretada por Emma Stone que complementa sin dificultad una historia de amor que funciona estupendamente: Hay química entre ambos. Raimi había incluido a este personaje sólo en su tercera entrega de la saga, inclinándose desde el inicio por Mary Jane Watson como pareja del arácnido.
Un detalle que me llamó la atención es la austeridad en el diseño del traje, distinto al vistoso entallado del Spiderman de Raimi. El traje del que hace uso la versión de Webb se limita a los retazos de la licra habitual de ciertos deportes, probablemente consecuente con las habilidades textiles de un puber cualquiera y/o tal vez como parte de una evolución del personaje, reflejado tal vez en los cambios que sufriría su vestuario, en las siguientes entregas. Claro, si es que se dan tales cambios.
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| Emma Stone - Andrew Garfield |
La historia es la misma. La que todos conocemos. Y pese a lo innecesariamente extendido del metraje es un filme que entretiene, que se deja ver sin rechazo adulto, tecnicamente impecable, con escenas logradas y que funciona, aunque siempre queda la sensación de que pudo ser más.
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