El mes de Julio no es sólo el onomástico patrio sino también la oportunidad de participar en fechas en las que se celebra cultura a lo largo del país. Hasta no hace mucho, un lleno total entre gritos y algarabía en su primera fecha, por la llegada de un artista, impresionaba a propios y extraños; e impresionaba porque no se trataba de algún joven sin pelo en pecho, fabricado de una producción porcelanada dispuesta a provocar llanto y grito en alguna puber con las hormonas estallando, tampoco algún actor de telenovela con desmayos menopáusicos entre las féminas trabajadoras del hogar, menos aun, algún pelucón que a suerte de meneo capilar provoque en un mar de público fuertes oleajes como maretazos de vellos cornificados al compás de fustón a rabiar, ni algún grupo de tipos con sobrepeso con aspecto de barristas de norte o sur, camuflados en trajes que a ritmo de cumbias mal tocadas, hagan menear cinturas y masifiquen el consumo de cerveza; era
Joaquín Salvador Lavado, más conocido como
Quino, el agudo y célebre humorista gráfico argentino, autor de la mundial
Mafalda, en la inauguración de la
Feria del Libro en Lima, el jueves 23 de Julio pasado, que por primera vez se celebra en el
Vértice del Museo de la Nación entre las avenidas Aviación y Javier Prado, en San Borja, esperado con ansias por centenares de admiradores, en su mayoría y para sorpresa del propio
Quino, adolescentes, con algún libro de Mafalda en mano, haciendo largas filas por más de 3 horas para ver estampar en sus ejemplares, un autógrafo.