letras y formas en mi agenda

Este ha sido un año para tener en cuenta, en lo personal, y que, si bien es cierto, aun no he podido regresar al verde para dejar mi pie izquierdo atacando al derecho en el gramado -el fútbol es una de mis pasiones-, las coincidencias han dejado bien nutridos los espacios de mi ocio. He tenido la suerte de estrechar amistades valiosas, sinceras y productivas, incluso fuera del país por este y otros medios, además de las que en un camino de suerte, que desde infante ya he podido cultivar aun con mis desatinos. En mi cuadra, en mis estudios, en el trabajo, en Iquitos, en el Cuzco (con Zeta), en Lima, en la música, en el dibujo, en las letras, como diría Silvio, tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio y coincidir...

A inicios de abril compartí una muy ilustrada velada, rociada de vino y muy buen humor en casa de uno de los más notables escritores de culto de la literatura peruana, Carlos Calderón Fajardo, reservado y profundo, amante de la literatura, la quietud y del mar, compartiendo y aprendiendo, como varios escritores jóvenes y demás, que se forman bajo su luz y la de otros, como fue con él, Ribeyro. Carlos es autor de La Noche Humana, El viaje que nunca termina (La verdadera historia de Sarah Ellen), Historias de Verdugos, La colina de los árboles, La Segunda Visita de William Burroughs, Así es la pena en el paraíso, El fantasma nostálgico. y otras más, por las que ganó varios premios como Tusquets de España, Hispamérica de cuento, Gaviota Roja, recientemente galardonado en la I Bienal de Arte en Lampa, en Puno, con la medalla Victor Humareda, por su vasta trayectoria, entre otros. Para junio de este año, estuvimos en el Cuzco (con Zeta), yo tiritando y con algunos rastros ineludibles de soroche como el vuelto a mi infantil ansiedad motora; Carlos, presto para dictar las conferencias que tenía programadas en esa ciudad, tuvo a bien, compartir generosamente, para conmigo, su saber, sus nutridas anécdotas y su amistad.

Carlos Calderón Falardo, bajo la editorial Casa Tomada, presentó Antología Intima a principios de agosto en el auditorio del Centro Cultural de España, bajo las palabras de Rodolfo Hinostroza, José Donayre y Antonio Moretti, que contiene una selección personal de sus mejores cuentos escritos a lo largo de 40 años y que no son fáciles de encontrar, y luego, a finales de septiembre, su último libro, la novela gótica El viaje que nunca termina (La verdadera historia de Sarah Ellen), en su versión definitiva, reescrita con los matices que pudiese brindar una vampira reconvertida en santa milagrosa por los lugareños luego del sismo en Pisco, personaje lleno del romanticismo y la sexualidad propios de los de Stocker, reciclados de la postmodernidad y de las bolas de la cultura popular que las leyendas urbanas aportan, similar al de Gyula, la enfermiza y atractiva protagonista del cuento del mismo nombre, evidenciada por el pintoresco Gabilondo en el Sacher, en su libro Historia de Verdugos. Inicialmente, El viaje que nunca termina, iba a ser escrito además por sus amigos, Iván Thays, José Donayre y Ricardo Sumalavia, en partes desarrolladas individualmente, pero ante la ausencia de sus trabajos finales, Carlos desarrolló por completo la novela.

Otro grande, Juan Acevedo, agudo y mordaz humorista político gráfico, creador de El Cuy, nombrado profesor honorífico, así como Quino y Fontanarosa, de la Universidad de Alcalá, cuyos gráficos han sido publicados por las principales revistas y diarios del Perú como Caretas, Oiga, La Crónica, Expreso, Última Hora, Marka, Monos y Monadas, El Búho, El Idiota Ilustrado, EL Zorro de Abajo, Correo, El Comercio, Vaca Sagrada, Collera, La Calle, El Observador, La Razón, ¡NO¡ (suplemento de la revista SI), El Mundo, y Somos, me abría las puertas de su casa, atento, abierto y cordial. Platicamos sobre una reciente entrevista, la que justamente en una suerte de malabarismo estaba coordinando apresurado, y de algunas anécdotas que con muy buen humor relataba.

Uno de sus personajes, Cholín, El perro calato, ha sido  incorporado como Miembro Honorario de la Comunidad Bibliotecaria, siendo la primera vez que un personaje de historietas recibe tal distinción. Pero hablando de otro de sus grandes personajes, quizá el más conocido, El Cuy, resucitado desde el 2008 por el artista, ha vuelto a disposición del público en su última publicación, El Cuy, Todas sus Aventuras, que Contra Cultura ofrece en la actual versión de la Feria del Libro Ricardo Palma; libro que generosamente me autografió, poco antes de salir a recoger al menor de sus hijos, mientras yo observaba la representación esculpida de poco menos de un metro, de tan emblemático personaje de humor y de la política en el Perú.

El sábado me reuní en el centro de Lima, que reboloteaba de espíritu navideño y teletones, en la tradicional calle Quilca, con otro agudísimo humorista gráfico, ganador de muchos premios, sobretodo en los últimos años en los que trabaja con ejemplar libertad, como el 7 Internacionale Festival of grafico humor en Italia, el Terapia Humoral de España, el Humodaeva de Rumanía, entre otros, siendo publicado en medios de Francia, Estados Unidos, Grecia, Alemania, Iran, Serbia, Brasil y Portugal, Julio Carrión Cueva, Karry, con el mismo humor reflejado en sus gráficos, sencillo y abiertamente amical, ex terrible confeso, con quien, junto a Aquiles y su hígado, bloguero trujillano, y la divertida gente de la genial Otorongo, los oto blogueros del suplemento de Perú 21, Lucho Rosell, Lizeth, Águeda, y Miguel Dett, compartimos buenos momentos, entre vasos de cerveza, de reflexión, política y sobretodo, de mucho humor.  

 Lucho Rosell, Lizeth, Miguel Dett, Marco, Águeda y Karry

Karry nos contó sobre sus nuevos tesoros, Giulano (9), Bryzza (5) y Fabricio (5), y entonó canciones de Nino Bravo como cuando aun no definía su destino entre el dibujo y el canto; mientras que generosamente me autografiaba su primera recolección titulada Mundo Karry, otro acierto de Contra Cultura.

Las coincidencias que puedo ver en cada uno de estos tres grandes artistas es su sencillez, su clara visión de la realidad y su libertad para plasmarla en su arte, en un lenguaje inteligente y notable. Indudablemente, este año ha sido de muy buena fortuna.