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sábado, 17 de mayo de 2014

A los 40


A estas alturas, son muy pocos los que no han visto el más reciente éxito nacional A los 40, o quienes no hayan hablado de él. La propuesta del joven Bruno Ascenzo, director y guionista de la película, se mantiene aun en cartelera, comenzando ya su tercera semana de exhibición. Hasta el momento se encuentra en el segundo lugar, después de Asu Mare (que también apela a la nostalgia como punto de partida), como la película peruana más taquillera de toda la historia. Un éxito de taquilla sin duda.











Fernando Vivas se refiere a ella como "una película de cuarentones cuando -Bruno Ascenzo- apenas tiene 29", y remata diciendo "No puedes meterte en el elástico pellejo de un cuarentón que ha vivido la democracia inflacionaria de Alan y ya estaba grandecito cuando lo cogió el fujimorismo con todas sus perversiones, si tienes la edad e inimputabilidad de Kenji". Por mi parte, discrepo con el experimentado crítico; yo que ando por ahí, no he sentido ese divorcio del que habla Vivas, teniendo en cuenta que el filme no pretende inferir en lo político o social más allá de un guiño bastante superficial a Bruce. Y es que no creo en la imposibilidad de recrear un universo cuando uno no es parte de él. El problema del filme, no creo pase por la edad de Ascenzo; por el contrario, creo que Bruno no aprovecha características propias de su edad, el riesgo y la aventura, y opta por inclinarse por lo seguro.






Los personajes están desarrollados y definidos, sin duda, pero a medias, impidiendo que la relación vaya más allá de una sonrisa y una carcajada, con su público. Si tenemos en cuenta la sinopsis de la historia, "Siete personajes que bordean los 40 años se enfrentan a su pasado, su presente y su futuro en una fiesta de reencuentro de promoción que los lleva a preguntarse –en divertidas y enredadas situaciones– hacia dónde están encaminando su vida" (El Comercio 25/09/13), la profundidad de los conflictos debían tener una estrecha relación con reflexiones sobre la edad, la madurez y los logros, en cambio, estas se alejan por completo y sólo sirven para justificar a manera de envoltura un reencuentro de adultos que bien pudo haber tenido cualquier otra razón de ser sin que afectase en lo más mínimo la trama. Y esto es porque A los 40 no arriesga nada, es una puesta en escena absolutamente sin pretensiones, políticamente correcta y totalmente comercial; con sub-tramas y nudos argumentales que se resuelven con un facilismo bastante plástico. Por ejemplo al abordar el tema de la unión civil entre personas del mismo sexo, lo hace también sin riesgo. Justamente para esto, para no arriesgarse, para no sumergirse en la controversia, el director recurre a un humor que parece entrometerse en todos lados. Ascenso usa, para no llegar a comprometerse, a Alcántara, a veces con jalones algo forzados, para cortar con risas las escenas que necesitaban más, dejando la trama incompleta. No hay fondo. 







Más que un reencuentro de promoción después de más de 20 años, es un reencuentro de los entrañables Pataclaun, probable mente la mejor propuesta de humor para la televisión, de todos los tiempos en el país; Carlos Alcántara,Wendy Ramos, Carlos Carlín, Johanna San Miguel, Katia Condos, Patricia Portocarrero, y Gonzalo Torres, además de toda la gentita que está en boga en la televisión actual, no hay pierde: A los 40 es un Pataclaun sin los riesgos que la serie de televisión sí asumía con irreverencia e inteligencia.

Sin embargo, pese a la carente profundidad, de hecho, hay aciertos en la película. Estas carencias no significan no funcione como comedia y enganche al público, al contrario, A los 40 es fresca, simple, con diálogos fluidos y naturales, y efectista, fácil de digerir, con buen ritmo y con escenas hilarantes que rescatan el filme y garantizan carcajadas en toda la sala. Carlos Alcántara y sus evidentes improvisaciones a lado de Katia Condos, y la histeria de Johana San Miguel, cargan sobre sí, y con suma destreza, el humor de su no extenso metraje, pero son Carlos Carlín y Wendy Ramos, sus Nokia 3350, su pollo y su horno, los gestores de los momentos de humor más inteligente, proporcionando esas ironías de la serie, que tanto se extrañaban, a la pantalla grande. 







A los 40 tiene potencial y pudo ser más. Pudo haber explotado realmente los conflictos de la edad y los logros, pudo también confrontar mejor los conflictos Madre-hija, Mujer-esposa y Hetero-homosexualidad, pudo ahondar en los temas sociales y políticos (emulando un poco a Vivas) y arriesgarse, sin embargo esto no fue así.

Francisco Lombardi dijo esperar que el Cine peruano no se reduzca a este tipo de películas, y tiene razón. El Cine Peruano debe ser diverso y acoger propuestas como esta o la de Asu mare que sin mucho fondo busca la risa fácil, porque también nuestro cine puede ser divertido y simple, sin que reemplacen propuestas más exigentes y con más pretensiones. Así como hay Boca del lobo, el Bien Esquivo, entre otros, también hay lugar para Asu Mare y A los 40, comedias ligeras que no son para nada un fiasco.







Si aun no la ha visto y piensa ir, tenga por seguro que serán horas de risas y de entretenimiento. A los 40 es una comedia ligera que cumple con entretener y divertir. No hay pierde.




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2 Miradas :

Gary Rivera .....[Responde este comentario] dijo...

yo la vi y me rei mucho, es cierto que es superficial y nadie pretende ir a ver una comedia para encontrarse consigo mismo a niveles metafísicos, pero bueno es una comedia y es buena y lo que mas me alegra es que es peruana! Yo la veré otra vez.

marco .....[Responde este comentario] dijo...

@Gary Rivera Sin duda los elementos sociales que pudieron a bien calar con la historia hubiesen enriquecido la historia y la película, pero igual, yo también me divertí con ella.

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