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sábado, 4 de octubre de 2008

llamada en espera


Es humanamente normal, torpemente masculino, que cuanto más atraído al sexo opuesto se sienta un hombre, su capacidad de hacer pública su torpeza y no desarrollada evolución de primate a homo sapiens aumenta!!, tanto como disminuye su abecedario, temas de conversación y en sí, su tan holgado muestreo de virtud
es de macho omnipotente que como pasarela se perifonea con sutiles "cuetes" tras un escaparate para poder impresionar a la hembra, dícese así de su compañera procreadora. El incriminador silencio entre 2, cuando se hallan frente a frente, se prende aun más de la carne y se aferra a las manecillas dando más tiempo al tiempo aumentando los decibeles de aquellos que circulan circunstancialmente por el gris ambiente romanticón: un sapo que parece croar en tu oreja apoderándose del mágico momento o una mosca a quien descubres la cantidad de veces que aletea por el harto tiempo que parece interminable sin que halles siquiera un tema complaciente, con el que puedas robar la atención de tu presa con su sonrisa, asegurando un camino seguro y asfaltado a un Sí que corresponda a tus esfuerzos...

jueves, 25 de septiembre de 2008

promesas, el último recurso


Todos, como seres humanos, estamos sujetos a errores de todo calibre; desde aquellos insignificantes que se resuelven con un simple beso, los medianos que requieren una larga y acalorada discusión, los graves que muchas veces provocan un descanso y espacio forzado entre ambos, por lo menos un tiempo, y los reiterativos, que pese a no necesariamente ser graves, la acumulación de estos, sobredimensionan puntos que los convierten en una dantesca mochila sumamente pesada por sobre los hombros que te grita al oído no muy sutilmente como círculo vicioso cual infierno: Castigo Eterno!.


viernes, 19 de septiembre de 2008

perdida de tiempo: cuando el romance no funciona


Más de una vez he oído la oración casi como credo generalizado por cuanto fémina se haya cruzado, para su pesar, por mi lado: "he perdido el tiempo" o "la has hecho perder el tiempo", de algún tercero que a manera de consuelo fiscal femenino te acusa de haber sido el causante de una no muy mesurada cantidad de revoluciones horarias de algún minutero que sin poder limitarse, se ha convertido en una cantidad de recuerdos sin significado y que, puestos en la balanza, siempre pierden ante la utópica posibilidad de no haber sucedido nunca, de haberles desviado de su camino, de haberles estropeado su futuro...



miércoles, 17 de septiembre de 2008

cisneros y sus chicas ardientes: aun busca novia


Más que la semana del Libro, parece que la llegada de Renato Cisneros en busca de novia y mitos a Iquitos ha causado sensación; por lo menos en el mundo blogger nacional; un tipo cuyo escrito encierra con buena sazón sus tan normales situaciones de cortejo que por consecuencia arrastra una gran cantidad se seguidores y sobretodo seguidoras identificadas con sus naturales y divertidas situaciones, resaltando detalles que en el común de los mortales normalmente pasaría desapercibido.





jueves, 11 de septiembre de 2008

romance a la adulta



Cuando uno crece, cuando uno madura, atina a ver más allá del contexto original, a veces tan altruista, a veces tan inocentemente utópico. Nuevas miradas se adjuntan, cual ladilla, a estorbar y mermar la tan sana vista de juventud e infancia, miradas abastecidas por la televisión, la comunidad, la cultura y/o la experiencia personal que siempre, a punta de sable, nos arrebata las sonrisas con una cruda e indiferente visión de lo personal y lo sensible. La mirada dulce e inocente de un niño en un casi risueño romance frente a su amada, fuera del contexto del sustento económico, etnia, clichés y clasificaciones sociales, que en algún momento en el paso transitorio de una sonrisa sincera y un capítulo de "Destilando Amor" o "Betty la fea", en su desastroza versión mexicana (agencia de noticias de detergentes las determinó como las más vistas) se perdió, estereotipando a la pareja como un ser de alquitrán siempre con el cabello engelado de Spá, divinamente imposibilitada de flatulencias, sudor y ojeras, siempre bien vestido (a), y sobretodo y antetodo, siempre con la billetera bien cargada.

Es pues, que las relaciones adultas, exigen en su pareja, para quienes tienen la posibilidad ¡Claro está! solidez económica, futuro laboral y como valor agregado que sea atractivo (a), dejando como requisitos no indispensables, el que haya química, el sentirse bien a su lado, el disfrutar de sus palabras o sus silencios, el necesitarlo(a) y desearlo(a) a pesar de saber quién es. Una inequívoca necesidad posicional que más allá de hacer de una pareja, un constante romance de diálogo y crecimiento, hace de ésta, un constante y sofocante malestar de costumbre, de pensamientos imposibles de compartir, formando mundos personales, inviolables entre ellos, en las que lejos de verlos como cómplices y amantes se ven como aquel intruso al que hay que aguantar para sobrevivir, es decir, una prostitución en familia.

Creo, como intento ser con todo lo que hago, en lo laboral, político, social, personal, etc. que todos, como parte de una comunidad debemos hacer lo que nos hace sentir bien de la mejor manera que podamos y estar a lado de quien nos haga sentir del mismo modo. Tal vez como con la mirada de un niño que en algún momento de nuestro desarrollo, lamentablemente perdimos.






"La madurez del hombre es haberse reencontrado, de grande, con la seriedad que de niño tenía al jugar."
Friedrich Nietzsche.


martes, 2 de septiembre de 2008

tácticas femeninas


Hace unos días, una amiga me comentó el no entender el por qué el sólo mencionar el nombre de uno de sus ex, significaba un trastorno psicotraumático para su actual pareja, lo que terminaba irremediablemente en una discusión salvaje entre ambos, avinagrando tal vez, un buen y agradable ambiente en momentos previos: pensé que tal vez no era el nombre sino cómo lo pronunciaba lo que provocaba los calambres cerebrales a su galán de hoy; esto me hizo recordar cierta lógica ilógica que se oculta tras las extrañas señales y formas de comportamiento, forzados e incoherentes de quienes,
alegan ser incomprendidas, las mujeres ¡Dios sabrá porqué!.

Más de una vez, recuerdo haber oído, ya con la oreja hinchada y roja, los ojos inyectados cubiertos de ojeras, y con una sonrisa ya casi difícil de mantener, las muy divertidas y entretenidas historias, anécdotas, peleas, problemas, discusiones, cortejos, piropos, etc. a alguna fémina que cumplía con mis expectativas de catado, con algún ex, amigo o pretendiente, para enterarme algún tiempo después, en algunos casos, de que tenía algún, por extraño que parezca, interés por mí, que mi gusto por ella era correspondido y que no le atraía la persona de quien me hablaba, ¡...era una estrategia!; entonces, llegaba a mi cabeza la ansiedad por entender el cerebro femenino,  ese órgano de uso cotidiano cuyo desenvolvimiento en ellas pareciese comportarse de manera disfuncional y con un lenguaje propio, ajeno al mundo; quería entender esa inteligente táctica tipo SIN (Servicio de Inteligencia Nacional), que ni ellas entienden del todo bien (y menos aun el SIN de todo lo que hacen), y que consiste en espantar para atraer, en desanimar en vez de provocar; entender el por qué tener que hablar, confundiendo a la presa, de un tercero: La intención puede ser entendible, "¡Tienes competencia! ¡Soy solicitada! ¡No soy fácil!"; pero la verdad es que el único mensaje plausible e inteligente de su tan extraña jugada de ajedrez es ¡que su interés es por el tercero! cosa que desanima cualquier intención para con ella. También es cierto, que en esta entreverada táctica hay también responsabilidad masculina, ya que muchos, no es mi caso, ante la indiferencia y/o la negativa, insisten e insisten, piropeando, galanteando, exigiendo y hasta suplicando, así como un peón sacrificado en jaque, por una oportunidad, a lo que las chicas, después de ese trance, a lo Tellado, responden satisfactoriamente, como haciendo un favor al hombre ¡¿Es pues acaso que en verdad es un favor?! ¿no es que ambos disfruten de una relación, o de una cita ocasional o de sexo? 

Pienso que tal vez hallan más como yo y que en vez de sentirse motivados, van a sentirse espantados. Por eso, es que creo que si ambos tienen interés pues, entre mensajes subliminales y estrategias SIN, van a echar a perder lo que pudo ser algo agradable. Sincérense, cuesta, es arriesgado, pero sus frutos son mejores.







sábado, 9 de agosto de 2008

orgasmos celestiales


Hace ya mucho tiempo en que en los medios de comunicación tanto como en otros foros, el tema del sexo es dialogado, hasta instruido, de manera más abierta, habiendo en la actualidad foros, webs, programas radiales y de televisión cuyo exclusivo tema es ese que nos aborda, aloca, y asusta muchas veces; como la guapa Alessandra Rampolla, que aunque con algunos kilos de más (cuyo encanto hace que uno casi no lo note), bastante tino y fresca dinámica, conduce un programa sexual, ha publicado libros, tiene su página web y se ha hecho de justa fama y simpatía a lo largo de todo territorio de habla hispana...

jueves, 7 de agosto de 2008





Debo confesar nunca haberme sentido atraído con la serie, menos aun con la película, en la que más que mujeres liberadas de su propia represión sexual, parecen ser hombres de alto historial sexual disfrazados de mujeres, como respuesta a la tamaña invasión de supuesta mujer de mundo en la que desgastan sus partes íntimas hasta que salgan callos. Esto se puede apreciar, no sólo en el boom de esta exitosa serie llevada a la pantalla grande, en el mundo y por consecuencia en el Perú que más que hacer de ejemplo a dichas experiencias se limitan más a hacer eco lírico y no actuado por las aun frustradas y tradicionales limitaciones a la
que por educación la mayoría de mujeres superadísimas en el Perú se han visto presas, sino en las revendidas revistas feministas, blogs, prensa y hueco público donde puedan hacerse oír.

Sex and the City relata la vida de mujeres en la New York light, mujeres actuales cuya vida circula alrededor de su vida sexual llena de variables y no con el frío y pálido intelectualismo de sacos largos y oscuros, tan pasivos, tan controlados, tan femeninamente aburridos. Hombres arrinconados en esta óptica bajo el brillo de la nueva Cosmopolitan televisiva que como pasarela parecen desfilar con absoluta frescura una serie de herramientas de uso frívolo femenino, Prada, Guchi, Christian Dior, en un planeta que no parece se
r la tierra, en donde libres cual palomas, toman la vida muy ligeramente afectando al pobre y sensible sexo masculino.

Al parecer la mujer libre, la que ya está fuera del machismo urbano, la Cosmo, la que asienta su taco 9 en la cien masculina, la que ya no se sonroja con el ejemplar masculino, la mujer del siglo 22, lejos de ser aquella que buscó en alguna época, derechos equilibrados con los del hombre, participación y reconocimiento en un mundo retrasadamente machista, es hoy, y para el futuro, una especie de ente frívolo en busca de limar aun más sus partes privadas en orgasmos infinitos, que hace uso de su derecho a ser oída, para clamar por sexo y maquillaje, siempre de taco, siempre de portada: ¡La nueva Chica Cosmo!







miércoles, 26 de marzo de 2008

sorry gas


Uno de mis primeros trabajos en el ambiente publicitario fue en una realizadora de audio llamada Contempo studios, la que por la poca madurez de sus socios y pese a los buenos resultados de su trabajo, hoy ya no existe. Un problema de faldas, soberbia y vanidad, derrumbó un muy prometedor abastecedor de audio de calidad. La creatividad, ingenio y conocimiento en la música, la locución, el canto y el guión de los participantes no fueron suficientes para llevar ese intelecto a la administración del mismo.

Era pues que en aquellas épocas saliese de vez en cuando con Giusepe, un pata de reducida estatura por herencia familiar con un carisma muy contagiante. Yepeto, como lo llamábamos de cariño, en sus andanzas de casanova, había conseguido un auto como consecuencia de sus conquistas a la tercera edad: Una señora de madura cronología le concedía el uso de su auto y por supuesto, su cuidado. Nadie hubiese dudado que el coche fuera de él, estaba en sus manos todo el tiempo.

En una ocasión, mientras aprendía a manejar, quedamos en salir con sus amigas, mejor dicho que lo acompañe en la conquista que se había propuesto. Su víctima no iba a salir con él si no era con una amiga. Ante la apremiante situación, accedí a acompañarlos con la condición, con la garantía de que la amiga perteneciese al género humano. Ya había atestiguado a Yepeto en comunicaciones intergalácticas.

El auto blanco llegó a las puertas del estudio a tiempo, a eso de las 10pm, Yepeto me presentó a su víctima y luego de sentarme en el asiento trasero fuimos en busca de la amiga. No podía quejarme, era atractiva, sin embargo desde lejos noté cierta indisposición, cierta incomodidad de su parte. Subió al auto, se acomodó en el asiento trasero, a mi costado, y con un hola saludo a todos los presentes. Mi incomodidad se acrecentaba a medida de que su indiferencia para conmigo se hacia más obvia, poco a poco noté que mi presencia, metro ochenta frente a su metro y ....algunos centímetros más, era prácticamente imperceptible. Si no fuese por algunas intervenciones de Yepeto y su pareja me hubiese quedado dormido. Hubo un momento en que dejamos de hablar, todos, mientras se buscaba un lugar donde estacionar. El silencio se había apoderado de nosotros, todo estaba calmo cuando de pronto, sin entender el motivo, un ligero sonido me dejó totalmente quieto, salvo mis ojos que independientemente del resto de mi cuerpo, implacable se movía a toda velocidad en torno al grupo buscando una respuesta que disipe mi duda. "Sorry, gas", fue la respuesta indiferente que con un cinismo de escritorio, mi acompañante dejó sentada la poca importancia del hecho. Yo, aún atónito, no por el accidente sino por la indiferencia, me mantuve en el rincón del auto observándola conversar ya de otro tema dejando el mal momento muy atrás

Comprendo que un hecho fortuito como este le puede pasar a cualquiera, y no tiene real importancia, y aunque es ideal la indiferencia por lo natural del hecho, me costaba creer la naturalidad de su reacción. Normalmente verías a una chica roja de vergüenza, algunas disimulando el accidente dejándolo atrás y otras incansables pidiendo disculpas por el infortunado accidente. Tal vez mi incredulidad se debía a un escaso roce social o tal vez a una educación desactualizada. Debo confesar, que después de eso, mis motivaciones por romper el hielo y hacerme visible ante ella cesaron casi inmediatamente, la distancia era la opción en la que me sentía más cómodo, tal vez, fue un error el darle la importancia que ella no pareció darle al hecho, tal vez esa sensación poco agradable era hipócritamente mal puesta ya que había antes y después de esto, atestiguado otros accidentes nada accidentales de otras personas.

Como era la costumbre de todos los de la oficina, bajamos a la playa, repleta de autos y gente, a tomar unas cervezas y jugar fulbito de mano, no sé si debido a mi mediocre habilidad en el juego o al simple buen momento que pasamos, que la distancia y el muro poco a poco fueron diluyéndose entre risas, para nosotros dos.

Fuimos a dejarlas a casa; de risas y abrazos no me excedí, aunque creo no haberlo deseado, no estoy seguro; a pesar de todo, fue una buena noche y la pasé bien; tal vez la incomodidad y distancia inicial que ella marcó estuvo relacionada con el accidente, tal vez esa indiferencia era la distancia generada por alguna molestia estomacal, no lo sé, pero de lo que sí estoy seguro, es que esa fue una de esas noches únicas, imposibles de olvidar.


jueves, 21 de febrero de 2008

Provoca una sonrisa: Odisea puber





Era ya de noche, recuerdo, y me disponía a ir a una fiesta, a un matrimonio con mis amigos del barrio, con dos de mis patas, Pepe y mi tocayo el gordo Marco. Una de las chicas de la cuadra que para ese entonces se habría mudado con toda la familia a San Miguel, iba a contraer nupcias. Eran tres hermanas, llamémoslas Ese, la mayor de las tres y el motivo de la ceremonia: La feliz novia, Ye, y por último Eme, la menor. Por la distancia y distintas razones, su cercanía y contacto eran mayores con Pepe que conmigo, y de las tres a lo largo de los años, yo había adquirido mayor confianza con las dos últimas, por cuestión de promoción diría yo, aun más con Eme

Previamente, con el hambre sin saciar y en busca de cambiar el dinero que llevaba para el compromiso, nos dirigimos donde Sebastián, el popular Snack de la época en el barrio, el boom del momento, ubicado en la 18 de arenales. Cabe resaltar que Sebastián, el dueño, comenzó trabajando humildemente para un empresario que siempre se sentaba al costado de él y sus compañeros, con quienes debía competir. Poco a poco se dejó notar cómo la clientela se aglomeraba en torno a su carrito sanguchero, dejando a los demás atestiguando el tráfico aburrido de arenales, bostezando. Sebastián, a base de esfuerzo y trabajo, dejó sin clientes a los demás, compañeros de competencia que con el tiempo desaparecieron. Luego le compró el carrito a su patrón y, debido a su éxito, alquiló dos locales para ya su negocio propio.

Volviendo al tema, eran ya las 7 de la noche y me encontraba degustando junto a mis amigos la mejor hamburguesa del área, la de Sebastian, apresurados para no llegar tarde a la iglesia, a las 8, como se había dictado en la invitación

Impecable, en terno, despidiendo un sutil aroma a Arom, sin ser ¡claro esta! una propaganda ambulante de colonias, devoraba con impaciencia la grasienta carne. Al cabo de unos minutos, cuando nos destinábamos a cancelar el servicio, el resto de personas ajenas a nosotros tres, que también consumían dentro del local, se espantaron extrañados. Un joven elegantemente vestido -como nunca-, tenía el torso, brazos y cabeza introducidos en un oloroso y enorme tacho de basura casi afuera del local. Era pues que, por torpe, distraído o apresurado, en vez de botar las sobras (papeles, servilletas) de la hamburguesa que sostenía en una mano, boté el vuelto de 100 soles que tenía en la otra, mi único capital. Habré pasado unos cinco minutos bajo la tapa del tacho, en caza de mi vuelto, entre residuos de carne, pollo y salsas, para encontrar billete a billete, moneda a moneda, mi vuelto. Mientras hacía esto, guardaba muy dentro de mí, la esperanza de no llevarme a cuestas y en remplazo del que ya tenía, todos los aromas que brotaban de las sobras acurrucadas en las profundidades de ese hondo tacho de basura. Durante buen rato no pude sacarme el olor de la nariz, mis amigos aseguraron que eso estaba en mi imaginación. Sus carcajadas evitaron me convenciera por completo. 

El viaje en taxi, camino a la iglesia, entre risas y burlas por mi protagonismo en el mundo basural se vio algo entorpecido por el tugurizante tráfico de Lima a esas horas que, aunque no es comparable al actual igual ¡llegamos tarde! Buscamos unos asientos atrás ante la cantidad de gente en el templo, casi ocultándonos para no revelar nuestra falta y pasar desapercibidos.

Ya en la puerta de la casa, nos recibió la abuela. Señora que por alguna razón que desconozco, no me había olvidado a pesar de los años en que no me veía y de las dos únicas veces, en dos cumpleaños, en que habíamos tenido alguna charla cuando yo era infante, es decir, cuando ella hablaba y yo decía, cejas arriba, sí señora. En ambas oportunidades comentó "lo bonito" que sería verme como pareja de una de sus nietas, de Ye específicamente. Yo pensaba mientras tanto en la pelota y los juguetes.

La señora muy dulcemente nos hizo entrar y no sólo me reconoció sino que con mucho cariño me hizo notar que tampoco había olvidado su deseo, ese de años atrás cuando medía menos de la mitad, ese de verme junto a la hermana de la novia: "Ahí está Ye", me comentó entusiasmada y con sonrisa cómplice.
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