2012

antecedentes...

Nos quedan menos de 3 años para que el mundo como lo conocemos, deje de existir, según lo que supuestamente han pronosticado los Mayas. Una destrucción similar a la que hace 65 millones de años acabara con más de la mitad de las especies y colaborara con el dominio del Homo Sapiens sobre la tierra, producto de la caída de un meteorito. Pero a decir verdad, existe mayor probabilidad, a un Apocalipsis Maya, que en menos de 50 años, según el científico Tomás Unger, la sobrepoblación, la manipulación de las realidades y el consumo de los recursos, provoquen un colapso irreparable, conocido como Catástrofe Maltusiana, descrita en el Ensayo de Thomas Malthus, titulado Ensayo sobre el principio de la población (1798), en el que describe un principio por el cual la población humana crece en progresión geométrica, mientras que los medios de subsistencia lo hacen en progresión aritmética, pronosticando la irremediable condena de que en algún momento la población no encontrará recursos suficientes para su subsistencia.

Cabe recordar que según estudios antropológicos (espero no me acusen de prejuicioso o fatalista), la humanidad, que aproximadamente sumaban unos 200 millones para el año 400ac., recién en la primera mitad del siglo XVIII, en plena revolución industrial, alcanzó los mil millones de habitantes, a partir del cual, su crecimiento sería irrefrenable llegando hoy a 6,800 millones, con un pronóstico de 9,300 millones para el 2050, habiendo provocado, a base de deforestaciones, la tala, la combustión de hidrocarburos y la extracción de materias primas, la alteración del ecosistema más allá de su recuperación, cosa que se evidencia con la escacez de agua, la extinción de especies en manos del hombre y el cambio climático. Me pareció curioso leer acerca de un defecto genético que consiste en no tener proteasas o peptidasas, las mismas que usando moléculas del agua (agua que poco a poco escasea más en el planeta), reducen las proteínas no deseadas y facilita la digestión molecular, facultades que sirven a virus como el VIH para desarrollarse, lo que hace de estas personas, inmunes al sida ¿Un defecto genético o una nueva selección darwiniana?

El 2012 es el cataclismo más cercano y Roland Emmerich no desperdició la oportunidad para destruir de nuevo el planeta, ...por tercera vez.

la película...

Como es habitual en el director alemán, nos ha traído a las pantallas nuevamente a un mundo por destruirse, llamémoslo, para variar, Estados Unidos y uno que otro lugar significativo en el planeta, manteniendose muy fiel a las estructuras narrativas del género, en el que un "hombre desastre", interpretado por el muy buen actor John Cusack (personaje muy similar al de Dennis Quaid de su anterior película y aun más, al de Tom Cruise en La Guerra de los Mundos, película de Spielberg, en el que Cruise encarna a un "Hombre Desastre" también, protagonista de un fracaso matrimonial y con una relación difícil con uno de sus hijos ¿alguna similitud?), lucha por la sobrevivencia de su familia, ante una asombrosa y espectacular serie de catástrofres, adelantadas ya con sus mejores escenas en el trailer, y que significan millones de muertes de todas las maneras posibles, ante nuestros ojos, en la mayor muestra de sadismo mainstream de la historia del cine, pero sin cadáveres ¡en todo el filme no vi uno solo! intentando escapar, con el esfuerzo de una familia norteamerica común, a los cambios de una placa tectónica y la lluvia de una erupción volcánica con un optimismo vital y en ocasiones, ridículo; con un presidente, demás decir norteamericano, interpretado por Danny Glover, inmaculado, casi virginal, aunque felizmente no tan mentirosamente heroico como el de Independence Day, en el que incluso lidera los pilotos para vencer a los alienígenas ¿se imaginan a Bush? ¿después de haber desertado a las Fuerzas Militares de su país cuando joven, liderar una flotilla de aviones para combatir seres de otro planeta?

El ritmo de la película decae constantemente en los momentos donde el planeta no mata a alguien y los personajes no terminan de convencer. Las pobres pretenciones de Emmerich, con pincelazos de orden social actual, de introducir reflexiones acerca de la injusta distribución de poder e intentando dar valor a la cultura con la sobrevivencia del librito del protagonista en un diálogo que deja mucho qué desear, concluyen en un final de lo más estirado, cuyo climax, entre tanto canto de esperanzas y hermandades de opio, hace rato se perdió entre los clichés, terminando por gritar al director que no intente parecer profundo porque el resultado es peor. Al menos en The Day after Tomorrow, el giro político social entre México y USA en cuanto a migraciones y deuda externa sonó interesante; pero en este caso, mejor sería que se limite a mantener la película, solamente entretenida.

Al parecer para Emmerich, el martir de la película es imprescindible; en Independence Day, el piloto borracho, en el Día después del Mañana, el científico bebiendo su última botella de Whisky y en esta, el científico árabe.

2012 no exige mayor destreza cerebral, es de lenguaje trillado e infantil y no tiene, salvo algunos lapsus, pretenciones sociales, más que el entretenimiento puro y espectacular de los efectos especiales, y nada más que eso: radicalmente Apta para todos