Hace unos días, una amiga me comentó el no entender el por qué el sólo mencionar el nombre de uno de sus ex, significaba un trastorno psicotraumático para su actual pareja, lo que terminaba irremediablemente en una discusión salvaje entre ambos, avinagrando tal vez, un buen y agradable ambiente en momentos previos: pensé que tal vez no era el nombre sino cómo lo pronunciaba lo que provocaba los calambres cerebrales a su galán de hoy; esto me hizo recordar cierta lógica ilógica que se oculta tras las extrañas señales y formas de comportamiento, forzados e incoherentes de quienes, alegan ser incomprendidas, las mujeres ¡Dios sabrá porqué!.
Más de una vez, recuerdo haber oído, ya con la oreja hinchada y roja, los ojos inyectados cubiertos de ojeras, y con una sonrisa ya casi difícil de mantener, las muy divertidas y entretenidas historias, anécdotas, peleas, problemas, discusiones, cortejos, piropos, etc. a alguna fémina que cumplía con mis expectativas de catado, con algún ex, amigo o pretendiente, para enterarme algún tiempo después, en algunos casos, de que tenía algún, por extraño que parezca, interés por mí, que mi gusto por ella era correspondido y que no le atraía la persona de quien me hablaba, ¡...era una estrategia!; entonces, llegaba a mi cabeza la ansiedad por entender el cerebro femenino, ese órgano de uso cotidiano cuyo desenvolvimiento en ellas pareciese comportarse de manera disfuncional y con un lenguaje propio, ajeno al mundo; quería entender esa inteligente táctica tipo SIN (Servicio de Inteligencia Nacional), que ni ellas entienden del todo bien (y menos aun el SIN de todo lo que hacen), y que consiste en espantar para atraer, en desanimar en vez de provocar; entender el por qué tener que hablar, confundiendo a la presa, de un tercero: La intención puede ser entendible, "¡Tienes competencia! ¡Soy solicitada! ¡No soy fácil!"; pero la verdad es que el único mensaje plausible e inteligente de su tan extraña jugada de ajedrez es ¡que su interés es por el tercero! cosa que desanima cualquier intención para con ella. También es cierto, que en esta entreverada táctica hay también responsabilidad masculina, ya que muchos, no es mi caso, ante la indiferencia y/o la negativa, insisten e insisten, piropeando, galanteando, exigiendo y hasta suplicando, así como un peón sacrificado en jaque, por una oportunidad, a lo que las chicas, después de ese trance, a lo Tellado, responden satisfactoriamente, como haciendo un favor al hombre ¡¿Es pues acaso que en verdad es un favor?! ¿no es que ambos disfruten de una relación, o de una cita ocasional o de sexo?
Pienso que tal vez hallan más como yo y que en vez de sentirse motivados, van a sentirse espantados. Por eso, es que creo que si ambos tienen interés pues, entre mensajes subliminales y estrategias SIN, van a echar a perder lo que pudo ser algo agradable. Sincérense, cuesta, es arriesgado, pero sus frutos son mejores.