Para comenzar debo reconocer tener cierta animadversión hacia los musicales, salvo muy contadas excepciones que, por cierto, no son las más taquilleras. Sin embargo también debo reconocer que algunas impresionantes actuaciones hacen que la puesta en escena de un osado Tom Hooper sobre la adaptación musical de Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil de la famosa novela, valga la pena.
Sin embargo hay aciertos, el principal se centra en su reparto, más allá de sus limitaciones para el canto, en algunos casos casi criminal. Un Russell Crowe como Javert que, aun sin la profundidad que le plasma Victor Hugo, responde a las exigencias de Hooper sin problemas pero también sin trascender. Al igual, la genial Helena Bonham Carter como Madame Thénardier y Sacha Baron Cohen como Thénardier, una dupla que sirve como contrapunto cómico entre el drama y la tragedia. Amanda Seyfried en el papel de Cosette, como siempre encantadora. Hugh Jackman tiene escenas notables en el mítico papel de Jean Valjean. Pero un tema aparte es Anne Hathaway en el papel de Fantine, que breve e intensa, hace que todas las carencias de esta propuesta fílmica queden atrás. Es gracias a los pocos minutos en que Hathaway aparece en escena, a su intensidad, dolor e impresionante actuación, que los 158 minutos de duración valgan la pena. Hooper, si algo ha demostrado hasta ahora, es justamente la pertinente inteligencia para aprovechar el talento de sus actores, no corta el plano para dejar que Hathaway se luzca erizando toda piel: Su actuación es brillante. Lo mejor de la película.
Los miserables es irregular. Momentos espectaculares, escenas bien logradas y un diseño de producción impecable así como escenas instrasecendentes, pomposas y que no contribuyen con la historia. Los que disfrutan de los musicales sin duda quedarán agradecidos, los que no, se limitarán a aplaudir a Jackman y otros, como yo, a someterse bajo la soberbia actuación de Hathaway. Ella sola vale la pena.
Los Miserables es un musical puro y duro: Apenas hay diálogos sin una melodía en la que cabalgue su sentir. Esto hará difícil a aquellos que no disfrutan, como yo, de este género, se sumerjan en el drama del filme que, como en la novela de Victor Hugo, desmenuza las emociones más hondas y las situaciones que las condicionan, tales como el amor, el odio, la venganza, la pobreza, la riqueza, la rebeldía y la redención. Particularmente creo hubiese funcionado mejor con los cantos de lado. La adaptación a un musical limita las posibilidades, sobretodo en una historia que abarca tanto.
El ritmo del filme es aparatosamente irregular, las historias no conservan la misma intensidad. Por momentos espectacular, por momentos intrascendente: Lejos de refrescar el drama, provoca la continua desconexión con el espectador.
El ritmo del filme es aparatosamente irregular, las historias no conservan la misma intensidad. Por momentos espectacular, por momentos intrascendente: Lejos de refrescar el drama, provoca la continua desconexión con el espectador.
Sin embargo hay aciertos, el principal se centra en su reparto, más allá de sus limitaciones para el canto, en algunos casos casi criminal. Un Russell Crowe como Javert que, aun sin la profundidad que le plasma Victor Hugo, responde a las exigencias de Hooper sin problemas pero también sin trascender. Al igual, la genial Helena Bonham Carter como Madame Thénardier y Sacha Baron Cohen como Thénardier, una dupla que sirve como contrapunto cómico entre el drama y la tragedia. Amanda Seyfried en el papel de Cosette, como siempre encantadora. Hugh Jackman tiene escenas notables en el mítico papel de Jean Valjean. Pero un tema aparte es Anne Hathaway en el papel de Fantine, que breve e intensa, hace que todas las carencias de esta propuesta fílmica queden atrás. Es gracias a los pocos minutos en que Hathaway aparece en escena, a su intensidad, dolor e impresionante actuación, que los 158 minutos de duración valgan la pena. Hooper, si algo ha demostrado hasta ahora, es justamente la pertinente inteligencia para aprovechar el talento de sus actores, no corta el plano para dejar que Hathaway se luzca erizando toda piel: Su actuación es brillante. Lo mejor de la película.
Los miserables es irregular. Momentos espectaculares, escenas bien logradas y un diseño de producción impecable así como escenas instrasecendentes, pomposas y que no contribuyen con la historia. Los que disfrutan de los musicales sin duda quedarán agradecidos, los que no, se limitarán a aplaudir a Jackman y otros, como yo, a someterse bajo la soberbia actuación de Hathaway. Ella sola vale la pena.
0 Miradas :
Publicar un comentario