Había sido una noche corta -Demasiado-, y habíamos ya repartido las cartas, solo para tres. La urgencia de quienes sobraron en esta historia, de abandonar este recinto ajeno a mí, para ir a otros lares por compromisos asumidos, terminó dibujando en quienes nos quedábamos en la habitación; un cuadro de titeretera y dos marionetas voluntarias, secretas, con clara intención de someterse a un destino íntimo, sujetas a descifrar las oscuras formas en una suerte de aventura calcinante por descubrir, orbitando, el sabor de su ingle mezclado con sorbos de baileys, pero limitadas por la mordaza que la falta de valor, o alcohol, impone --- ayy guararé, guararé, no me olvides, que yo no te olvidaré!! --- Días antes, por propias confesiones en el jeep blanco, atestigüe no ser el único en cola. Sí, había alguien más al acecho, como en caza, esperando el momento oportuno, la luz verde, pero en evidente ventaja puesto que el primer paso él ya lo había dado, un paso más que yo.
Estamos en la cama...