sherlock holmes

En 1887, Sir Arthur Conan Doyle, médico escocés, jugador de fútbol y rugby, y sobretodo escritor, publicó su primera novela importante titulada Un estudio en escarlata, en la que por primera vez aparecía su personaje más emblemático, el famoso personaje inspirado en un profesor de la universidad Edinburgh Royal Infirmary con habilidad para el razonamiento deductivo llamado Joseph Bell, el detective Sherlock Holmes, investigador londinense de finales del siglo XIX, que destaca por su gran inteligencia, aguda observación y el razonamiento deductivo para resolver casos difíciles, quien junto a Auguste Dupin, personaje similar creado anteriormente por Edgar Allan Poe, fueron la base para la ficción detectivesca de las novelas posteriores. El fanatismo hacia este personaje fue tal que, debido a su muerte en la novela La aventura del problema final, en la cascada de Reichenbach, Suiza, a manos del profesor Moriarty, su Némesis, miles de lectores protestaron llevando crespones negros en el sombrero en señal de luto por lo que Doyle tuvo que resucitarlo en 1903, con su novela La reaparición de Sherlock Holmes...

Guy Ritchie, con el guión de Michael Robert Johnson, Anthony Peckham y Simon Kinberg, nos trae al cine una muy osada versión del mítico personaje, Sherlock Holmes, cuyos aspectos oscuros y discordantes son muy bien encarnados por el genial Robert Downey Jr, que destroza la imagen tradicional del detective refinado y plásticamente intelectual, con un oscuro, intenso, insolente y excéntrico investigador cerebral que se codea con los bajos fondos, con una mayor honestidad hacia las novelas de Doyle, brindándole vulnerabilidad y mayor naturalidad. Un personaje inquieto que lleva una relación amical difícil pero auténtica con su cómplice y amigo, el Dr. John Watson, todo un House victoriano, desprovisto, no entiendo el motivo, de matices interesantes y oscuros que enriquecieron el perfil del personaje original, tales como la adicción a la cocaína, cosa que encaja a la perfección con la recreación de Downey Jr. Watson a su vez, interpretado por Jude Law, abandona su matiz servil ornamental para convertirse en un personaje protagonista y necesario; un complemento funcional que no sólo acompaña sino que aporta más allá de la amistad que los une, acercándose aun más al perfil, que originalmente se reflejaba en los escritos de Doyle.

Ritchie reinventa el Londres de finales del siglo XIX medidamente gótico y suburbano, en el momento justo de la construcción de Tower Bridge retratado detalladamente en un ambiente cargado y saturado, creando una atmósfera idónea, con un diseño de producción impresionante y efectos especiales que cumplen con precisión su objetivo, para ver una aventura holmesiana desde un punto de vista no sólo deductiva sino de acción, propia de un experto boxeador y esgrimista de palo y espada, característica del personaje original, cosa que pasa desapercibida en las anteriores adaptaciones.

Mark Strong, quien encarna a Blackwood emerge sombrío en una coherente propuesta pero eclipsada por la presencia sutil del profesor Moriarty, el obvio próximo rival. Rachel McAdams, quien encarna a Irene Adler, La mujer, aquel personaje que en letras rivaliza al protagonista con el mismo nivel de inteligencia y aparece en la novela Escándalo en bohemia como una chantajista, no pasa de un anecdótico pasaje dentro de esta aventura pareciendo tener mayor protagonismo en la secuela.

"Él solía hacer bromas acerca de la inteligencia de las mujeres, pero últimamente no le he oído hacerlo. Y cuando habla de Irene Adler o menciona su fotografía, es siempre con el honroso título de la mujer"

Las aventuras de Sherlock Holmes - Escándalo en bohemia.

Holmes, cuyo estreno ha perdido notoriedad por Avatar, de James Cameron, de seguro va a crear distintas reacciones; rechazo para quienes esperaban, fieles, otro capítulo de las tradicionales adaptaciones holmesianas con un protagonista, elegante, inteligente, impoluto, y con un acompañante servil y que sólo hace sombra; y aceptación por aquellos que no se escandalizan por un Holmes más acorde con su propio perfil. Pero a pesar de algunas pérdidas de ritmo debido a sus 128 minutos de duración, Sherlock Holmes es un entretenimiento eficaz y minuciosamente diseñada, que funciona y promete.