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Sánchez Cerro en su vehículo descapotado (hispano-suiza) antes de su asesinato |
El asesinato de Luis M. Sánchez Cerro siempre fue la oscura joroba que el Apra, gratuita o con mérito, ha arrastrado a lo largo de su historia. Un suceso que ha ido menguando en el recuerdo, pese a la suspicacia, y gracias al tiempo y a la falta de memoria, característica recurrente del peruano común y recurso invaluable del político de estas tierras. Son muy pocas sus menciones así como escaso, su lugar en la mente de la gente. Incluso no son muchos los apristas que conocen de esta parte de su historia, como tal. Basadre ("Benavides y el asesinato de Sánchez Cerro"), así como otros, parecieran aportar indicios de quién o quienes podrían haber estado detrás del magnicidio perpetrado por el aprista Abelardo Mendoza Leiva, aun sin la certeza que la conveniente y deliberada indiferencia nos arrebató.