Lima, sin necesidad de verse halagada con la visita de los mandatarios, es una ciudad ruidosa y caótica; el tráfico normalmente es insoportable, sobretodo en las llamadas horas punta; un interminable Javier Prado cuando en filas indias entre bocinas y madrugadoras mentadas de madre uno llega a aburrirse viendo el mismo edificio por más de 15 minutos, cuando por sobretodo un delicado chofer de combi, con delicadeza y seguro de su derecho te clava el vehículo por delante; ingrata es la sorpresa cuando adelante divisas a lo lejos unas manos blancas como de mimo agitándose alegre y alocadamente delante de un uniforme policial indicando que sigan adelante; la pregunta salta a la vista: es pues que la policía de tránsito recibe alguna instrucción de cómo lidiar con el caos vehicular?!; es pues que la agitación curiosa y risueña de su guante blanco es su única estrategia frente a la desesperante lima urbana?.
Hoy, estarán arribando los representantes del planeta y hace unos días, a manera de prueba, se dispuso el cierre de cierto tramo de la Javier Prado; el caos fue tal que las autoridades no pudieron soportar más de 30 minutos por lo que tuvieron que dar por concluida la sagaz prueba por presión de la prensa, cosa que pronostica un fin de semana espectacularmente insoportable para aquellos que aun necesitarán movilizarse. Distintas entidades han aprovechado la desértica lima de esos días para distintos eventos culturales que bien podríamos aprovechar; más allá del provecho que podamos sacar, esperemos que el paseo de las autoridades por la capital valga la pena.