
Es indudable que hablar de Will Smith, es hablar de taquilla; ese muchacho alto y tísico, de aspecto arlequín de The Fresh Prince of Bel Air, o el Príncipe de Bel Air, que en algún momento de su desarrollo murió para dar vida a un actor de multitudes, gracias a su carisma, simpatía y entrega, que ya en más de una ocasión a buscado ser parte de historias profundas e interesantes con buen pie, para un público menos masivo y más exigente. Es pues que Smith ha vuelto a las pantallas de la mano de Gabriele Muccino por segunda vez, el director italiano de 42 años que lo dirigiera en En busca de la felicidad, quien en esa ocasión, apenas podía hablar inglés, trayéndonos a la pantalla, Seven Pounds, marqueteado en castellano como Siete Almas, con una banda sonora variada y muy cumplidora a cargo de Angelo Milli, pero con una fotografía algo lineal a cargo de Philippe Le Sourd...