
Una derrota que duele, pero más que por el resultado, por la forma en que se desarrolló el encuentro donde no se puede condenar la entrega ni el buen fútbol que demostraron los peruanos conforme pasaban los minutos. Raúl Orozco Delgadillo, juez boliviano, el mismo que no expulsara cuando arbitrara la semifinal de la última Copa América a Diego Lugano (a quien irónicamente se le otorgara el premio Fair Play) por una jugada criminal ante los ojos de todos en contra de Paolo Guerrero y que 3 minutos después le mostrara la tarjeta roja a Juan Manuel Vargas por una agresión similar, fue el elegido por la Conmebol para arbitrar lo que sería un intenso duelo entre Chile y Perú donde se convirtió en su principal protagonista. Después de la pifias a las notas de Bernardo Alcedo, Chile arrancó endemoniado, atacando y hostigando de manera efectiva y veloz a una blanquiroja, confundida, desubicada, que no terminaba de acentuarse en el campo del estadio Monumental de Colo Colo, aquel que no había reconocido por cuestión de seguridad...