"A veces uno busca los temas y otras veces lo buscan a uno (...), Este tema me buscó hace muchos años y siempre supe que algún día lo contaría, porque está basado en una experiencia personal dura”.
Fernando Quiroz, escritor colombiano, nacido en 1964, que recientemente se ha hecho popular al quedar como finalista del II Premio de narrativa Planeta-Casamérica 2008, que ganó el chileno Jorge Edwards con La casa de Dostoievski, con su tercera novela Justos por pecadores, que trajo al Lima a la Feria del Libro para presentarla, cuya controversia a impulsado aun más allá al ex editor cultural en varias publicaciones de su país, de lo que esperaba. Quiroz estudió en un colegio del Opus Dei y a los 16 años fue “fichado”, como él dijo, con engaños pintándole un mundo distinto al que era en verdad, cosa que lo cambió totalmente, a partir de ese momento se le abrió un mundo de privaciones y sufrimientos del que, un año más tarde, no le fue fácil salir.
Justos por pecadores, con clara vocación de denuncia, pone por escrito la experiencia y la visión del autor sobre la manera en que opera el Opus Dei y de cómo mantuvo aprisionado en un mundo de renuncias y privaciones a cambio de poder y sometimiento, a manera de novela en la que detalla qué clase de jóvenes buscan para integrar sus filas e incrementar sus finanzas. En la novela, Vicente, el protagonista, tras 10 años en el Opus Dei busca irse porque se siente estimulado por nuevos y fuertes intereses. Sin embargo, el lavado de cerebro del que ha sido víctima y que lo llenó de temores y culpas, le dificultará llevar adelante su deseo y relacionarse sentimentalmente con una mujer, a lo que se suma el hecho de que quieren retenerlo porque tiene en su poder un misterioso documento. "Un mundo donde debía renunciar a las mujeres para toda la vida, someterme a la mortificación corporal, usar cilicio (accesorio utilizado para provocar deliberadamente incomodidad o sufrimiento), practicar las disciplinas que, entre otras cosas, consisten en que los sábados uno debe golpearse la espalda. Lo peor, sin embargo, no es lo relacionado con lo físico, sino las ideas que te meten acerca del infierno, la forma en que te alejan de la familia. Cuando uno se da cuenta de que está dentro de algo tan brutal, busca salir, pero no es fácil encontrar la puerta de salida porque están las amenazas del infierno, de las enfermedades”, relata Quiroz en una entrevista al diario La Voz de Argentina.
A principios del año pasado, la revista colombiana SoHo pidió al escritor una serie acerca de los 10 mandamientos, en la que trabajó, dándole mayor importancia y explayándose más en el primer mandamiento, Amarás a Dios por sobre todas las cosas, en 3 páginas, en las que se había metido muy dentro de sí, sacando a la luz muchas cosas guardadas; a partir de esa publicación Quiroz decidió documentarse e investigar los casos de gente que había pasado por la misma experiencia. “Como no podía escribir de otra cosa comencé con esto para terminar revelando que ‘las novelas son mentiras a través de las cuales se cuenta la verdad’, como dice Juan José Millás”.
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