Hace muy poco hablé en un artículo en que recopilé unas cuantas bromas sanas de just for laugh, sobre el chiste o broma más antiguo registrado en el tercer planeta, pero entre los sórdidos, nauseabundos y enfermizamente graciosos, dependiendo de quien lo cuente, claro está! se encuentra uno de habla inglesa, que para ironía de la longebidad es uno de los chistes anglosajones más antiguos que a lo largo de los años ha ido incrementando su distorsionada e irreverente esencia tanto como la tolerancia ha ido evolucionando cruzando la línea de lo absurdo, nauseabundo, torcido e hilarantemente cómico...
Ayer, en mis acostumbradas vigilias nocturnas en las que, no por voluntad propia sino más bien por un insomnio impuesto con un sello de fibras rojas sobre cada uno de mis globos oculares, dejo en cualquier programa el televisor encendido antes de poder conciliar el sueño, ni muy entretenido como para prenderme del show y asesinar el sueño, ni muy aburrido como para reventar el hígado haciendo más difícil dormir por soportar tamaño ingesto; es pues que ayer, eligiendo el programa que me acompañaría a tierras de Morfeo, quedé prensado, sorprendido, estupefacto con el programa elegido, que lejos de acurrucarme entre el calor de las mil colchas que intentan protegerme del sádico frío de las noches limeñas, provocó que mis ojos, tan agrietados, se incrementen en volumen al punto de salir de la cavidad ocular; un documental extraño, distinto, absurdo, sucio, demente, grosero y encolerizantemente gracioso me retenía en esta realidad, a veces más absurda, Los Aristócratas, hora y media, 90 minutos, en la que distintos comediantes de la talla de Robin Williams, Whoopi Goldberg, Paul Reiser, y Gilbert Gottfried, quien también lo hizo en vivo, entre otros muy conocidos y destacados, cuentan este mismo chiste, lo desmembran y analizan ligeramente, bajo la excelente y genial edición y dirección de Paul Provenza.
La broma en sí, que al parecer, todos conocen en la intimidad pero nadie, a excepción del humorista Gilbert Gottfried en una presentación en vivo, le echa mano en público, por una especie de auto censura por las groserías tan dantescamente sobredimensionadas, a la que Frank Rich del New York Times tildó de "el más grande chiste cochino de todos los tiempos", es sólo la acumulación de los peores y más torcidos actos que se nos pueda ocurrir dentro de una familia en un casting para un Agente incluyendo pedofilia, zoofilia, gerontofilia, coprofagia, todo tipo de sexo como el oral, sodomización, homosexualidad en actos incestuosos, las más torcidas perversiones que se nos pueda ocurrir, más allá de lo que pudo haber llegado el Imperio Romano o el Papa Alejandro VI, concluyendo en la inocente pregunta del Agente, y cómo se llama la obra?, pues, Los Aristócratas.
Por cierto, si quieren oír el chiste o ver el documental, deben tener un amplio sentido del humor, porque, aunque puede ser absurdamente carcajeante, tan catártico tal vez, a muchos puede ofender; por lo pronto, quiero comprarme el video; como dice el comentario de Rolling Stone, quiero reirme hasta que me duela!
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