Catarsis

Cuando recién comencé a escribir, una vez que conocí esta moda de los blogs, inicié un primer articulo con una experiencia personal en el messenger, tal vez anecdótica, tal vez insignificante, consecuencia de cita y literaria y mi conocida oposición al culto de todos. Esto, me hizo objeto, al parecer, de cierta atención que me llevó a hacer unos artículos más en respuesta al comentario discrepante, manteniendo el mismo concepto y sobre el mismo tema. Recuerdo a una amiga que creyendo era un blog de discrepancias teológicas, me sugirió hacerlo más personal, sin saber, claro, que no era así, sólo que en ese momento, el tema se prestó para una pequeña y entretenida discusión. Más adelante, me comentó haber disfrutado de los últimos artículos que guardan algo más de mí, algo más personal y genuino, afirmando, esa es la línea que debía seguir. Hace unos días, otra amiga, después de haber leído los últimos artículos me acusó de soso y aburrido, alegando haber metido en ojo público, como lo es todo blog, algo personal, cosa que aseguró, no es del interés de nadie y que, muy aparte de mi paupérrima redacción, debiese intentar escribir sobre temas mas sociales y generales, tal vez por ejemplo, como los que dieron inicio a este blog. ¿Cómo entonces satisfacer a dos personas que a pesar, según me han comentado, de guardar la costumbre de leer y devorarse cuanto magnífico autor nobel ronde por las tiendas, impresos en fina prosa, mantienen una perspectiva de lo interesante y aburrido, no sólo distinta sino totalmente opuesta? ¿Cómo hallar el punto exacto y sutil en que ambas lectoras encuentren en mis artículos algo por el cual se puedan prender entretenidas?.

Afortunadamente, el inicio de este blog no fue la respuesta de demandas de algún público objetivo, sino más bien, la catarsis personal de quien gusta, a pesar de sus limitaciones, del plasmar una idea sobre un lienzo, en este caso virtual. Sólo yo; la suma de i
deas, objetos y elementos que juntos forman el perfil de un limeño de costumbres de barrio, que disfruta de sus errores y aprende de sus carencias. 

Por la buena salud del concepto y de mi persona en si, dejaré a un lado el cruel y despiadado rating, intentando mantener los artículos lo más sinceros que pueda, lo más auténtico que la vanidad permita, por mí y por cada una de las personas que, por azares del destino, cayeron, para su pesar, por esta página y que estoicamente les aburro.