Hace pocos días me llegó una de esas cadenas acostumbradas a contener mensajes sanos y conmovedores, en su mayoría aburridos, cursis y tontos y hasta falsos, pero entre varios, éste me llamó la atención, por lo que decidí investigar en la red la veracidad de su historia. Se trataba de una joven norteamericana de 21 años, en su lucha por vivir y disfrutar a plenitud el poco tiempo que un cáncer le pudiese conceder, Katie Kirkpatrick, quien aun con la dificultad de poder respirar, acompañada siempre de un balón de oxígeno, quiso aventurarse en complicidad con Nick Godwin de 23 anos, su novio, en el sueño de verse desposada junto a él...
A pesar de las dificultades ambos decidieron unirse en matrimonio el 11 de enero del 2005; el día anterior Katie recibía, como era costumbre, tratamiento que tardaba horas durante el día y Nick, cansado, aguardaba el término de una más de sus sesiones, en la cama vecina.
La novia extenuada después de un trajín de lo más agotador para cualquiera y más aun en su estado. Katie falleció 5 días después del matrimonio.
Es lamentable que sólo cuando nos encontramos en situaciones radicales es que atinamos a enfrentar la vida con entusiasmo y con verdaderas ganas de vivirla plenamente. Este tipo de casos, como el de Katie, que supo sacarle a la vida lo mejor cuanto pudo, es la herencia para quienes podamos aprender algo de ella: no hay que temer vivir.
Carpe Diem
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Es que uno piensa que la vida seguirá plena, que aún hay mucho camino por recorrer, Marco. Es recién cuando la enfermedad o enfermedades se presentan que uno siente que ya falta poco, que la cuenta regresiva ha empezado y que debemos aprovechar lo que haya de tiempo para hacer lo que siempre postergamos -por una u otra razón- y que nos podría hacer más felices.
En todo caso, es bueno que la vida te permita una segunda oportunidad, porque hay veces en que se te va sin darte tiempo a nada. La parca te clava su hoz y chau.
El anónimo polémico
¿es debido a que las fotos están en blanco y negro, o realmente las damas de compañía están vestidas de negro? ¡qué tetrico!
Vera
Pasu, que la novia se muera a los cinco días del casorio, ta bravo eso...
Patarashca
Quedé con un nudo en la garganta luego de leer. Sobre todo porque últimamente me he vuelto tan cautelosa, tan parca con los riesgos que tomo... definitivamente, carpe diem.
No hay nada que hacer que aun nos falta aprender a vivir y esos momentos de angustia es lo que nos enseña. hay que aprnder a vivir sin necesidad de un amargo camino
Conmovedora historia
Totalmente de acuerdo Polémico; es pues que siempre posponemos todo aquello por lo que creemos ser precavidos para cuando de pronto, como una enfermedad en el caso de Katie, o por el simple paso de los años, nos estrellamos con una realidad que nos grita que el tiempo ya pasó y no queda mucho para ver lo que hemos desperdiciado.
Vera, no tengo la certeza; pero dudo sea la intención dar una apariencia anticipada. De seguro la estética o la ausencia de colores es lo que no hace ver el contexto general.
Sí, Patarashca es una tragedia como las griegas.
Silvi, Carpe Diem.
Fio, sabias palabras.
Horacio, a mí también me afecto la historia.
Besos y abrazos, gracias por comentar
Marco
Me pasó igual que a Silvi, un nudo en la garganta ¡Qué historia!
Dedicado a todos esos amores cobardes que no llegan a amores...
saludos!
duro, muy duro para ser verdad, y aveces desaprovechamos el tiempo en nada.
R.C.
Troba, no seas así, das la impresión de estar dciendo que estos chicos fueron cobardes por no casarse a tiempo, es decir, antes de la enfermedad de la chica. Si te fijas, son muy jóvenes, ella 21 y él 23. A esa edad, quién piensa en casarse, y sobretodo, quién piensa en la muerte. La muerte les jugó una mala pasada, eso es todo.
Vera
Vera, dudo la intención de Troba sea la de llamar a esa pareja cobardes sino a todos aquellos que por temor no llegan a convertir sus relaciones en amores. Esperemos Troba nos resuelva la duda.
esque hace falta ver estos casos para darnos cuenta que la feliciad de la vida es estar sano.
Creo firmemente que las personas debemos estar en permanente búsqueda de la felicidad. Pero cuando la salud se va, ¿qué felicidad más grande puede haber que recuperarla, al precio que fuera? Y qué maravilla más grande que lograr que nuestra salud nos sea restablecida, qué ojos tan diferentes con que miras después la vida. Y sí, hablo por experiencia.
El anónimo polémico
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