
El Perú es un país, como lo dijo Basadre en la época del guano, con una prosperidad falaz, confusa y casi siempre sorprendente. En una suerte de endemia colectiva, de pandemia nacional, el peruano tiende a enterrar la historia y el pasado y aventurarse tomando en cuenta sólo la realidad inmediata. Una amnesia acentuada por la agresiva campaña sistemática de basura intelectual por la que atravesó el país durante el régimen nipón con el fin de embrutecer al pueblo y perpetuarse en el poder, ya que un pueblo ignorante es más fácil de manipular.