Prepucio es la piel que recubre el glande del miembro viril, del tan caprichoso y coqueto pene. Dentro de la tradición judía, en su Tanaj, más conocido en el mundo occidental como Antiguo Testamento, estos lo extirpan en la circuncisión o milah; con el fin de dejar el glande al descubierto. Así lo hizo, en el inicio, Abraham, por orden del mismísimo Yhvé; en su pacto con los hombres (sólo judíos). Rito convertido, casi ya, en una práctica común en casi toda comunidad, por las ventajas que permite en aseo y salud. Incluso la OMS recomendó dicha práctica, el 28 de marzo del 2007, junto al programa de la ONU contra el SIDA, como una intervención adicional de importancia, para reducir el riesgo de contagio del virus. Es obvio el conocimiento de higiene y salud de nuestro señor.
Los Egipcios también habrían hecho práctica de este ritual
Es pues que Cristo era hombre, por tanto tenía pene. Y era judío, por ende, se le debía practicar el Brit Milah; es decir, la cincuncisión, como pacto con El Ser. Ahora, ¿Alguien sabe dónde diablos quedó ese santo pellejo?...
La tradición judía señala que Adán y Moisés nacieron ya circuncidados, y que el Mesías tendría la misma suerte. Sin embargo, Lucas, en el Nuevo Testamento, menciona de forma clara, el ritual con Jesús, "Cuando se hubieron cumplido los ocho días para circuncidar al niño, le dieron el nombre de Jesús, impuesto por el ángel antes de ser concebido en el seno". ¿Y entonces? ¿Cómo hacemos con la asención? ¿Sería lógico pensar que, una vez exiliado de la anatomía del hijo de Dios, el trocito santo perdería su condición divina; y se perdiera, como cualquier piel mortal, en el olvido de la descomposición? ¿O acaso desde algún lejano e ignorado tacho de la época, se reincorporaría, en el momento de la resurrección, para volver y asumir nuevamente su condición de inmortal en el santo miembro? Disyuntiva que puede sonar hoy en día, tonta, ridícula y hasta blasfema; sobretodo para esas mentes chovinistas de golpe en pecho. No obtante, dicho discernimiento no es de mi autoría; sino de los mismos feligreses, y de la propia Iglesia católica, sus filósofos y sabios, en su momento.
Leo Allatius (1586-1669)
Teólogos, cruz en mano, se han preocupado por entender si Jesús ascendió al cielo, con prepucio o sin él. O si acaso este ya se había adelantado y lo esperaba en el cielo desde el momento en que lo habían cortado. Siendo así, esto determinaría dos ascensiones; la propiamente dicha, y la del prepucio. Según la ortodoxia, Cristo había ascendido en cuerpo y alma al Paraíso.
En el siglo XVII, el teólogo y erudito católico griego Leo Allatius escribió un ensayo titulado De Praeputio Domini Nostri Jesu Christi Diatriba, "Discusiones sobre el Prepucio de Nuestro Señor Jesucristo", en castellano. En su obra, especulaba que el divino trocito había ascendido al cielo, en el mismo momento de la ascensión de Jesús. Lo más curioso de la obra (como si el tema de por sí, no lo fuera), es que según el representante de la iglesia, el pellejo se habría convertido en los anillos de Saturno; vistos por primera vez al telescopio, justamente en aquella época. Es pues que la Iglesia aún no se había enterado de que el planeta Saturno y todo su equipo celeste, era un tanto más viejo que el pellejito; como cuatro mil millones de años más. Allatius, tampoco consideró que, asumiendo que la piel muerta del prepucio debía recobrar su divinidad, esta verdad recaería en toda la piel muerta que Jesús debió haber dejado a lo largo de su vida en cada lugar donde estuvo. Hoy se sabe que despedimos nuestra propia piel (del polvo que se barre en casa, aproximadamente el 50% es la piel muerta eliminada por el cuerpo humano), en un proceso natural de renovación celular llamado Exfoliación y que le lleva a nuestro cuerpo aproximadamente treinta días completar ¿Se imaginan la cantidad que dejamos caer en toda nuestra vida? Hubiera sido un espectáculo impresionante ver toda esa piel muerta divina elevándose al cielo.
Es mas, en la Edad Media, diversas Iglesias Católicas se atribuían la posesión del original del pedazo del Pene de Cristo; siéndoles atribuidos a cada una, independientemente una de otra, innumerables poderes milagrosos. Hasta 18 prepucios diferentes eran sustento de disputa; entre ellos, el que estaba en posesión de Papa León III. El 25 de diciembre del 800, León colocó la piel en el Sancta Sanctorum de la basílica Lateral en Roma; habiéndolo recibido de un ángel, según él, mientras rezaba. Sin embargo, otros aseguraron que dicho Papa lo había obtenido de Carlomagno, rey de los francos y protector de la santa sede; designado así por el heredero de Pedro, cuando este lo coronó como Emperador. También dicen que a su vez, Carlomagno lo habría recibido de la Emperatriz Bizantina Irene, como regalo de bodas. Juntos al Papa y Roma, otros también, con envidiable ferocidad, reclamaron ser los poseedores del auténtico pellejo. Tales como la ciudad de Amberes, en Bélgica; en Francia, iglesias en Besançon, Metz, Hildesheim, Charroux, Conques, Langres, Anvers, Fécamp, Puy-en-Velay, en Auvergne; Burgos en España y Calcata, en Italia, en donde según las leyendas de dicho pueblo, en 1527 un soldado del ejército alemán había saqueado el Sancta Sanctorum de Roma, siendo capturado en el pueblo con el relicario que contenía el Prepucio descubierto en 1557, en su célula. Oficialmente fue este último, el venerado por la Iglesia a partir de ese año.
En 1856, un trabajador que reparaba la abadía de Charroux, dijo haber encontrado un relicario oculto dentro de una pared con el Prepucio dentro. Esto produjo un conflicto teológico con el Prepucio Santo de Calcata, oficialmente aceptado y venerado por la Iglesia. En 1900, el 3 de diciembre, la Iglesia creyó solucionar el problema ordenando que quien escribiese o hable del pellejo celestial, sería incomunicado; esto, por intermedio del Decreto 37A. Para 1954, el castigo sería aumentado con la excomunión.
Por otra parte, Sor Agnes Blannbekin, creyó tragárselo, una y mil veces; en una satisfacción plena. Ella describió la sensación como dulce, "Un día, al comulgar...comenzó a pensar en dónde estaría el prepucio. ¡Y ahí estaba! De repente sintió un pellejito, como una cáscara de huevo, de una dulzura completamente superlativa, y se lo tragó. Apenas lo había tragado, de nuevo sintió en su lengua el dulce pellejo y, una vez más se lo tragó. Y esto lo pudo hacer unas cien veces....Y le fue revelado que el prepucio había resucitado con el Señor el día de la Resurrección. Tan grande fue el dulzor cuando Agnes tragó el pellejo, que sintió una dulce transformación en todos sus miembros". Según el católico alemán, Karlheinz Deschner, crítico constante de la Iglesia Católica, la beata falleció en Viena en 1715. Esperemos la santa no se haya atragantado con el pedazo del sagrado pene
A su vez, Catalina Benincasa, más conocida como Santa Catalina de Siena, reconocida como santa por la Iglesia, es recordada por haber tenido varias visiones. Entre esas visiones, se vio en un místico matrimonio con Cristo; con el pedazo genital como alianza. Después de su muerte en 1380, su dedo también fue exhibido como reliquia; y los más piadosos, juraban por la sarita, distinguir un anillo invisible que lo ceñía
Pintura de Catalina de Vicente Berdusán. Siglo XVII
Hoy en día se desconoce el paradero del prepucio. En 1983, el último de los aproximadamente 18 ejemplares, aun sin determinar cual era el auténtico, desapareció de la Parroquia de Calcata; guardada en una caja de zapatos. Tal vez, y solo tal vez, fue para elevarse, unirse y colgar del santo miembro viril del señor en los cielos. Amén.
2 Miradas :
Es curioso como este tipo de historias siempre me enganchan. Y curiosas también las discusiones bizantinas de la edad media gracias a las cuales hoy tenemos entretenimiento y buen humor negro!
Hay que recalcar que el humor que podamos hallar en esta historia fue inocente de cualquier intención por parte de los protagonistas!
marco
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