"Dios, hombre y mujer los creó" (Gn 1, 27), profesa el antiguo bastión del credo más influyente en la sociedad occidental. Hombre y mujer, sin variantes, se esmera en cincelar en la "psiquis" general, una iglesia aun sumergida en los prejuicios de una humanidad que ante su ignorancia elevaba toda su realidad y naturaleza a los cielos, a un creador omnipotente, a una entidad de sabiduría absoluta que en su momento ignoraba todo aquello que los judíos no diesen por sentado. La sabiduría absoluta parece hoy no ser garantía siquiera de sabiduría.
La iglesia se mantiene aun hoy, y su influencia trasciende a creyentes, trasciende al tiempo, trasciende al conocimiento y la razón, aun sin la conciencia de esto en gran parte de la sociedad. No hay pretexto para el concilio entre la unión homosexual y el Vaticano: Aceptar su unión significaría la contradicción con las enseñanzas de Papalindo, sería cuestionar a Yhvé por haber quemado vivos y asesinado a los Sodomitas con azufre y fuego (Biblia dixit). Pareciese que hasta el regreso del prometido, del ungido, si es que viene, no va a haber cambios significativos respecto a este tema. Felizmente Diosito ya no echa azufre a los gays, ...creo.
Por otra parte, la comunidad homosexual, a lo largo del globo terráqueo, se ha esmerado, bajo la bandera de la igualdad de derechos y en contra de la discriminación de la que han sido víctimas durante muchos tiempo, por convertir posibilidades en axiomas, casi casi, como la iglesia misma y sus verdades, que "el homosexual no se hace, se nace" por ejemplo. Eventualmente y con cierta frecuencia aparece en alguna revista científica, entre titulares de tamaño familiar, algún estudio asegurando haber hallado el gen que determina la homosexualidad en el ser humano que serviría de sustento irrefutable a las teorías que señalan esa posibilidad, claro, después, a los meses o años, cuando se evidencia que esto no es cierto, que no hallaron (aun) el gen milagroso, esta noticia, esta rectificación se pierde sin bombos ni platillos entre la indiferencia y el olvido. Estudios como los de Simon LeVay, del Salk Institute en San Diego y los de Bailey y Pillard, ambos en 1991; de Alan Sanders, investigador de Northwestern Evanston Chicago, en el 2008; pero el que causó más revuelo y ha sido usado reiteradamente como evidencia del origen genético de la homosexualidad es la de Dean Hamer, del Instituto Nacional del Cáncer, cuyo trabajo fue rebotado en diciembre de 1994 por el New York Times, en plena primera plana con el titular "Descubren Gen Gay". En dicho estudio, Hamer identificó el gen Xq28 como una influencia en la orientación sexual homosexual; el problema estaba que el supuesto gen que daría un origen biológico a los gays, solo estaba presente entre el 5 y 30% de las muestras, ergo ¿De dónde salieron el 70 o 95% de homosexuales restante? Estadísticamente el valor arrojado era irrelevante y no probaba dicha teoría. Peor aun, los estudios de Bailey en el 99, de Rice en el mismo año y los de McKnight y Malcolm en el 2000, quienes replicaron el trabajo de Hamer, ni siquiera encontraron relación entre la homosexualidad y el gen Xq28. George Risch, del Colegio de Medicina de la Universidad de Yale, autor del método de investigación usado por Hamer, descalificó su trabajo asegurando que "ninguno de estos resultados es estadísticamente relevante". Después entrarían a tallar otros genes como el 10q26 (Mustanski, 2005), que junto al Xq28 y otros más podrían determinar dicho vínculo, sin embargo tampoco es concluyente, y nada de esto ocupó la primera plana del New York Times. Finalmente Hamer declararía "Sabíamos que los genes eran únicamente parte de la respuesta. Asumimos que el medio ambiente de desarrollo también juega un papel importante en la orientación sexual, tal y como lo hace en la mayoría, si no es que en todos los comportamientos. La homosexualidad no es puramente genética, el medio ambiente también juega un papel. No creo que seamos capaces de predecir quién tendrá homosexualidad y quién no. Nuestros estudios tratan de establecer con exactitud los factores genéticos, no de negar los factores psicosociales"; lastimosamente hasta el momento, pese al esfuerzo, no han podido establecer los tan mentados factores genéticos. Y es que justamente con ese esfuerzo, parece haber un interés sistemático -¿Un lobby?- por convencer a la sociedad de que el homosexualismo no es consecuencia de la formación sino más bien genético, tal vez para determinar que "no hay forma de corregir o curar" a las víctimas (sic) de tan siniestra condición.
El problema es que el homosexualismo, no es una enfermedad (DMS) ni es tampoco siniestra, es parte de la libertad del ser humano a actuar como guste dentro del derecho y la convivencia, y la posibilidad de que esta sea consecuencia de su formación y no de la genética, no significa que deba tener una cura y menos aun que deba ser curada. Intentar convencer con fe ciega de que algo es inherente e inexorable en vez de sustentar que no es malo, es una estrategia que no soluciona ningún prejuicio. No sé, tal vez con los años hallen por fin una evidencia de un origen genético, pero por el momento no la hay, y el derecho a la elección sigue siendo el argumento racional de mayor certeza hasta el momento.
Un prejuicio no se resuelve con otro prejuicio, por más altruista que pueda ser la intención.
El problema es que el homosexualismo, no es una enfermedad (DMS) ni es tampoco siniestra, es parte de la libertad del ser humano a actuar como guste dentro del derecho y la convivencia, y la posibilidad de que esta sea consecuencia de su formación y no de la genética, no significa que deba tener una cura y menos aun que deba ser curada. Intentar convencer con fe ciega de que algo es inherente e inexorable en vez de sustentar que no es malo, es una estrategia que no soluciona ningún prejuicio. No sé, tal vez con los años hallen por fin una evidencia de un origen genético, pero por el momento no la hay, y el derecho a la elección sigue siendo el argumento racional de mayor certeza hasta el momento.
Un prejuicio no se resuelve con otro prejuicio, por más altruista que pueda ser la intención.